Creencias

En qué creemos

Creemos en tres personas distintas, de existencia eterna, iguales en Santidad, Justicia, Sabiduría, Poder y Majestad: en Dios Padre, en Dios Hijo y en Dios Espíritu Santo. También, son puntos centrales de nuestra doctrina, los siguientes:

 1) El Dios Padre fue el Primero en manifestarse al hombre, desde Adán, hasta al nacimiento del Señor Jesucristo, para darle la Ley y los Mandamientos.

2) El Dios Hijo, el Señor Jesucristo, fue el Segundo en manifestarse al hombre, nacido del vientre de María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Él es la Palabra encarnada del Padre, que tomó la naturaleza humana, reuniendo así dos naturalezas enteras y perfectas: la Divina y la del hombre. De esta manera, es conocido como el Dios verdadero hecho carne, que sufrió, fue crucificado, muerto y sepultado, reconciliándonos con el Dios Padre, expiando nuestros pecados y garantizándonos la sanidad y la liberación de todos nuestros sufrimientos. El Señor Jesús, verdaderamente, resucitó de entre los muertos y tomó de nuevo Su cuerpo original, junto a todo lo perteneciente a la perfección de la naturaleza humana, y subió al cielo. Él Se sentó a la derecha del Dios Padre, desde donde volverá a juzgar a los vivos y a los muertos.

3) La Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Dios Espíritu Santo, se manifiesta en el corazón humano para convencerlo del pecado, de la justicia y del juicio. Cuando cometemos algún error, Él nos revela por medio de nuestra conciencia que pecamos y permite nuestro arrepentimiento. Él procede del Dios Padre y del Dios Hijo, y lleva al ser humano a tener un encuentro real con el Señor Jesús. Obra en la santificación de los que siguen al Señor, guía a la Iglesia, le da al cristiano las condiciones para que tenga Su carácter y para que pueda hacer lo mismo o mucho más que el Dios Hijo hizo durante Su ministerio en la Tierra, según las propias Palabras del Señor Jesús en Juan 14:12.

4) La Biblia es la Palabra Real y Verdadera de Dios; fue escrita por hombres divinamente inspirados y es la pauta infalible por la cual deben juzgarse la conducta humana y las opiniones. (2 Timoteo 3:16-17).

5) La justificación del hombre solamente se realiza a través de la fe en el Señor Jesucristo, tal como está escrito en Romanos 5:1-2. Así “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la Ley” (Romanos 3:28). Esto significa que las obras asistenciales, aunque sean muy importantes dentro del cristianismo, jamás podrán conducir al hombre hacia la Salvación, sin embargo, creemos también que la fe sin obras, está muerta (Santiago 2:26).

6) El bautismo en las aguas se realiza por inmersión, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y no es un medio exclusivo para la Salvación, sino que es parte de ella. El bautismo en las aguas es el acto de profesar la fe de manera pública con vistas a la sepultura del cuerpo de pecado o de la naturaleza pecaminosa con el fin de vivir una nueva vida. Después del bautismo en las aguas es necesario que suceda obligatoriamente un cambio en la vida del bautizado, es decir: él no deberá seguir con los mismos hábitos incorrectos que tenía antes, pues: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17).

7) El bautismo en el Espíritu Santo es un acto de la Gracia de Dios; es una experiencia que todo el que desea la purificación y la santidad en su vida adquiere por la fe. Este bautismo es realizado personalmente por el Señor Jesús y su real evidencia es la transformación del carácter humano al carácter de Dios y, además, el privilegio de poder hablar en lenguas extrañas y angelicales.
  8) Los nueve dones del Espíritu Santo son parte integrante de la obra expiatoria del Señor Jesucristo. Tienen su momento preciso para manifestarse a través de nosotros en los días de hoy. Con respecto al don de profecía, nosotros hemos visto el gran engaño que el diablo y sus demonios han sembrado entre los cristianos sinceros e inconstantes, por ello, debido a una cuestión de celo y cuidado, hemos preferido dejar que solo el Espíritu Santo nos hable mediante Su Palabra.

9) La Santa Cena es la ceremonia más importante dentro del cristianismo. No es solo un símbolo de la participación del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, sino que es, realmente, la participación física de nuestro Señor, que es espiritual, con la finalidad de fortalecer a la Iglesia tanto física como espiritualmente, recordando Su muerte hasta que Él venga. Por otra parte, la Santa Cena sirve como una renovación de los votos, de la alianza con Dios por medio de Su preciosa Sangre.

10) Los diezmos y las ofrendas son muy importantes para el sostenimiento de la Iglesia como para el fortalecimiento de los fieles. Los diezmos significan fidelidad y las ofrendas el amor del siervo hacia su Señor, por ello, estas acciones de obediencia, esfuerzo y contribución no pueden disociarse de la vida de fe del creyente.

11) La Iglesia visible del Señor Jesús es la congregación de todos los cristianos fieles, unidos en la fe y en la comunión del Evangelio, observando los mandamientos del Señor, dirigidos por Su Espíritu, por Su Palabra y por Su Nombre.

12) El Señor Jesucristo les concedió autoridad espiritual a sus discípulos, no solamente para curar a los enfermos y expulsar a los demonios, sino, sobre todo, para llevar Su Palabra con el poder del Espíritu Santo a todo el mundo y hacer discípulos.

13) Todos los cristianos tienen el derecho a una vida abundante según las palabras del Señor Jesús: “… Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

14) Todos los cristianos deben desear el regreso del Señor Jesús lo más pronto posible. La venida será de manera imprevista, esto significa que todos los cristianos siempre deben estar preparados para recibirlo en las nubes.

15) El objetivo final de una relación permanente con el Señor Jesús mediante la fe, es la Vida Eterna, que Él mismo les prometió a todos los que perseveren hasta el fin, más la Palabra de Dios nos advierte: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” (A
pocalipsis 21:8).

16) En cuanto al matrimonio y el llamado al oficio pastoral, aceptamos y respetamos la diversidad de formas que existe en la actualidad, sin embargo, en lo particular, adherimos al modelo doctrinal conservador establecido bíblicamente.